jueves, 17 de junio de 2010

Conseguí trabajo en la radio

En uno de mis viajes a Colombia, un día en el que no tenía mucho que hacer decidí buscar la dirección de correo electrónico de Julio Sánchez Cristo y pedirle que me contratara como corresponsal en París. Escribí un mensaje de tres líneas, la verdad lo hice sin muchas esperanzas puestas en el asunto. Sin embargo, a los tres días recibí una respuesta: Aliste un informe, la pruebo mañana a las 6:00 a.m. Yo me puse feliz, lo único era que estaba en Colombia. Entonces, escribí un email de vuelta explicando que estaba en Bogotá y que a París volvería en un mes. La respuesta fue que me comunicara con el jefe de redacción y cuadrara algo. Slodovan como se llama el jefe de redacción me llamó y quedamos que en cuanto estuviera en París me comunicara con ellos. Finalmente, se decidió que la prueba la hiciera para la W fin de semana. Se llegó el día y yo estaba en un paseo en una ciudad a 4 horas de París, me preparé leyendo toda la prensa disponible, escribiendo notas largas... Cuando me llamaron estaba muy nerviosa, la voz me temblaba, el aire no llegaba a mis pulmones. Imagino que todo esto se sentía del otro lado de la línea y para rematar la llamada se cortó porque la señal no era muy buena.

Así que volví a llamar y el director del programa de forma muy amable me dijo estuviste bien, pero tienes que respirar mejor, las notas muy largas, tu demasiado formal... Me sentía como el primer día que había trabajado en radio muchos años atrás. Igual me dijo que me llamaban el siguiente fin de semana. Ese día estaba en mi casa y las cosas fueron un poco mejor, no mucho, pero si un poco. Entonces, me dijeron que me volverían a llamar. La tercera vez fue la vencida lo hice mejor, respiré bien, estaba tranquila, las noticias eran de la dimensión correcta. Ese día me sentí orgullosa de mi participación y ese día también me dijeron que había mejorado mucho, que había estado muy bien pero que no necesitaban mis servicios, que muchas gracias por el interés. Así que mi alegría de trabajar en la W y al lado de uno de mis periodistas favoritos se perdió por exceso de nervios y falta de seguridad.

miércoles, 16 de junio de 2010

Conociendo a Umberto Eco

Hace tiempo empecé a leer el nombre de la rosa y me gustó pero por alguna extraña razón nunca lo terminé.  Entonces, unos meses atras volví a empezar mi lectura y aunque no de forma muy rápida se que esta vez sí voy a terminar. La verdad es que compré otra vez el libro porque un día una amiga me llamó para invitarme a acompañarla a la Sorbona a la entrega de unos grados Honoris Causa, allí entre otros estarían homenajeados un colombiano, el rector de la Universidad Externado de Colombia: Fernando Hinestrosa y Umberto Eco. Yo me sentí emocionada porque durante mi infancia siempre vi los libros de Eco en la biblioteca de mi papá, en nuestra biblioteca en la que había libros, libros y más libros. Además a mi papá siempre le gustó este autor de quien yo siempre pensé que estaba muerto. Entonces, con la alegría de saber que estaba vivo y que podría verlo de cerca, acepté ir al salón de reuniones de la Sorbona en la rue des Ecoles. Por supuesto, confirmé la asistencia y pregunté cómo había que ir vestido, la respuesta fue que cualquier cosa menos jeans. Como así que en la meca de la moda advierten no ir de jeans a una ceremonia de este tipo y la respuesta es que ver a alguien bien vestido en París es como encontrar una joya tirada en mitad de la calle. Tal vez el hecho de ser la ciudad más visitada por los turistas, hace que los códigos de la moda sean cada día más flexibles.

Retomando, me puse mi vestido negro de cóctel y me fui a este evento que me tenía emocionada, por supuesto antes de esto hubo una parada obligada en una librería para comprar el nombre de la rosa, porque había que pedirle el autógrafo al autor. Desde la llegada tanto mi amiga como yo estábamos felices de saber que íbamos a tener nuestro libro autografiado, para eso debimos oír los discursos de los 10 doctorandos, bueno hicimos alguna trampa y nos fuimos a tomar un café mientras algunos de ellos hablaban. Eco fue el más cómico, habló de su edad, de lo que significa ser profesor emérito, que para él no es otra cosa que una jubilación elegante. Habló de París y de su primer viaje mucho tiempo atrás... En 10 minutos hizo reir y rió. Yo pensé que en su vida privada debía ser el más amable del mundo. Sin embargo, en el cóctel después del evento académico y cuando él estaba más preocupado por partir para tomar whisky que por firmar los libros del grupo que estaba a su alrededor, me di cuenta que había poca amabilidad o interés. De hecho sólo firmaba de forma fría, sin mirar a nadie y repetía que quería su whisky. Eso sí, debo decir que estoy disfrutando de mi lectura y como comunicadora me siento feliz de haber conocido a este filósofo que desde los 70 acercó la semiología y la comunicación.

martes, 15 de junio de 2010

Un día en la prefectura

Desde que llegué a París debo ir cada tres meses a la prefectura. En teoría debería ser cada año, pero en mi caso y tal vez porque al que no quiere caldo se le dan dos tasas debo ir cuatro veces al año. Yo estoy casada con un francés y por eso debería ser fácil tener el permiso de residencia. La realidad es otra porque siempre debo estar presentando papeles, visitando la prefectura, haciendo filas de cinco horas... Lo peor es que allí hay tres ventanillas en las que me pueden atender y por mucho tiempo siempre me tocó la misma mujer antipática y frustrada a la que se le veía que no le gustaba su trabajo. Siempre la misma, sólo el día que decidí que no me importaba quién me atendiera las cosas cambiaron y empezaron a atenderme otras personas amables y sonrientes. Pero igual  tengo en mi memoria el hecho de tener que llegar a las 8 de la mañana, una hora antes de la apertura para estar entre las primeras en ser atendidas. En la entrada me dan un tiquete con el turno que me corresponde y luego debo esperar entre cuatro y cinco horas. Siempre hay más de 100 personas con caras de estrés y de pocos amigos en esas filas. Entre las personas que he conocido me acuerdo de unos colombianos que llevaban aquí más de 15 años y lo único que me dijeron fue: "Váyase de Francia, si tiene oportunidades en su país no se quede aquí. Nosotros nos quedamos porque en Colombia ya no tenemos nada". Siempre me acuerdo de ellos porque hablaban de lo dura que había sido la vida aquí, de cuando eran indocumentados, de todos los trabajos que habían tenido que hacer. Lo increíble es que seguían aquí, que no se iban, eso nunca lo entendí. Otro día conocí a una mujer que había tenido hijos para tener la ciudadanía y ahora se sentía agobiada, sola, el papá de sus hijos la había dejado sin dinero, sin apoyo y ella no quería denunciarlo para no dañar su hoja de vida frente al gobierno francés. Cada vez que debo ir a la prefectura salgo triste porque las historias siempre son duras y crudas. Me parece doloroso que las personas de los países más pobres vengan aquí a ser maltratadas, a sufrir, a estar lejos... Yo sólo me quejo porque siempre me toca con la señora rubia que no quiere su trabajo y porque me duele lo que les pasa a los otros. Siempre por horas me pregunto: ¿por qué se quedan, por qué me quedo, por qué nos quedamos?

lunes, 14 de junio de 2010

Estrés nooooooooooooo

Hace dos años mientras visitaba el sur de Francia tuve un pre infarto. La sensación fue bien particular porque por alguna extraña razón mientras sentía presión en el pecho, estaba segura que me estaba pasando algo grave en el corazón. Luego cuando tuve dolor en el brazo izquierdo tuve un ataque de pánico y luego de que todo pasó y de que le pedí a Dios que me salvara la vida, todo quedó tranquilo. Luego me dije que debía ir al hospital y así fue. Llegué a urgencias y yo estaba sonriendo y caminando, por lo que pensé que no iban a atenderme, pero para sorpresa mía me atendieron, me hicieron los exámenes y me dejaron hospitalizada. Los médicos iban y venían y me decían que no era normal lo que me pasaba porque era mujer y demasiado joven para tener un problema en el corazón. Yo que al principio estaba tranquila empecé a preocuparme cuando me trasladaron a un hospital más grande y todo se hizo en un carro ambulancia, porque no podía hacerlo (según ellos) por mis propios medios. Así que me llevaron al hospital más grande y allí me hicieron un cateterismo, yo fui la primera, por mi desplazaron a gente mayor y enferma. En esos momentos empecé a pensar que iba a pasar muchos días en la clínica. Pero finalmente, no encontraron nada, los médicos me dijeron que no sabían lo que había pasado y que todo era estrés, así de simple y de complejo. Entonces luego de tres días de hospital, sabía que tenía dos opciones: o me quitaba el motivo del estrés o probablemente la siguiente vez no tendría tanta suerte y podría hasta morir del corazón...

sábado, 12 de junio de 2010

Que viva España ;)

Esta semana estuve de visita en Madrid, antes nunca había querido ir porque siempre pensé que era una ciudad horrible, desorganizada, llena de gente antipática, en donde las personas de América Latina éramos insultadas desde la llegada hasta la partida. El resultado de la visita fue otro bien diferente. De hecho Madrid es una ciudad preciosa, súper organizada, con unos de los metros más limpios que he visto y la gente es realmente amable. Cada vez que necesite pedir una dirección, o fui a un restaurante, o compré algo sólo encontré gente amable, sonriente y alegre. Lo que aprendí de este viaje es que siempre hay que conocer para poder juzgar. Pues ahora sólo puedo decir que quedé con ganas de volver. Disfruté mucho de la visita a la plaza mayor, de caminar por la gran vía, de ver la catedral, el palacio, la plaza de España, Cibeles, el corte inglés... También conocí Toledo a 30 minutos de Madrid y allí descubrí que las judías con chorizo son los mejores fríjoles que me he comido en la vida y que una perdiz te la sirven por un precio muy módico. Por supuesto también disfruté de los trabajos al estilo damasquino y de sus artesanos que tallan las joyas con una concentración a prueba de todo. Así que recomiendo Madrid y recomiendo Toledo. Se vive bien, se come muy bien, la vida es barata y los de América Latina hablan con acento más español que los mismo españoles!!!

lunes, 7 de junio de 2010

Aprendiendo francés

Me acuerdo que antes de llegar a Francia siempre pensé que podía aprender francés en 3 ó máximo 6 meses. Siempre me dije que por tener la misma raíz que el español debería ser un idioma fácil. La realidad es que llegué a la Sorbona, al primer nivel de lengua y civilización francesa y me pusieron en debutante, debutante, debutante. Desde el primer día quede absolutamente perdida y por varios meses las cosas no cambiaron. De hecho el idioma para comunicarme con mis compañeros de clase siempre fue inglés, porque en francés construir una frase era toda una labor bastante lejana para nosotros. Así pasaron los meses y yo seguía con problemas con el verbo être y avoir y cuando se usan como auxiliares, pero lo peor de eso es que como sabía escribir no podía hablar. Cuando trataba de comunicarme con alguien no me entendían, pienso que oían como el ruido que hay en la madrugada cuando se acaba la programación.

Tres semestres de clases y las cosas no cambiaban. Así que me sentía frustrada y triste, porque no podía comunicarme, ni conseguir un trabajo. Me sentía tan triste que debí volver a Colombia. Me fui por un año para poder trabajar en mi idioma, para poder comunicarme, para poder sentirme útil, inteligente y productiva. Y un día sintiéndome bien en mi piel, empecé a hablar en francés. Entonces, volví y todo el mundo me entendía y todo el mundo me miraba con amabilidad y empecé a encontrar opciones y a ver la ciudad y la gente con otros ojos. Eso si, como aprendí a hablar olvidé como se escribe (porque se escribe de una forma distinta a la que se pronuncia) y ahora debo recuperar lo que en algún archivo de mi cerebro existe sobre gramática francesa. La diferencia es que esta vez no me siento estresada, no me siento sin ganas de seguir. Por el contrario mientras más me entienden, más quiero hablar y mientras más quiero hablar, mejor quiero hacerlo.

Para los que vengan a estudiar francés a la Sorbona, les aconsejo no venir en verano ya que en esa época los buenos profesores, están de vacaciones y ponen casi a cualquiera a reemplazarlos, el resultado son profesores inexpertos, clases de muy mala calidad y poco avance en la lengua. Yo en un verano tuve como profesora a una española con acento español y ningún conocimiento de pedagogía o gramática francesa (creo que con eso se dice todo de la calidad de las clases en verano). También es importante que antes de venir para poder tener la visa de estudiante vayan a la alianza francesa para tener toda la información y para hacer 150 horas que se deben estudiar en el país de origen (eso toma tres meses más o menos).

viernes, 4 de junio de 2010

París, París, París...

Lo pirmero que debo decir es que me gusta esta ciudad, París es una ciudad magnífica con sus edificios haussmanianos o art deco... construidos para que la torre Eiffel siga dominando el paisaje y para que podamos verla desde los diferentes barrios alrededor. Incluso desde mi casa que es en las afueras de París puedo ver la torre que para mi luce como la filigrana de Mompox. Además están los museos: como el Louvre que aunque lo he visitado muchas veces, nunca termino de conocer y siempre me pierdo en sus largos pasillos y en sus salones que se conectan como laberintos unos a otros. También está el museo de Orsay que disfruto porque hay obras de mi pintor favorito, el impresionista Vincent Van Gogh. También me gusta ir a Quai Branly con sus muestras de arte africano, asiático, o de las américas. Hay museos para todos los gustos, para todos los tiempos. Siempre pienso que la ciudad es un museo, porque en cada barrio se pueden encontrar pequeñas galerías o esculturas, o incluso gente que te hace pensar que recorres otro Macondo, un poco más edificado que el nuestro.

Luego está el rio Sena que atraviesa majestuoso toda la ciudad. Que puede haber mejor, que en un tarde soleada de primavera, sentarte frente al Sena, al lado de la Iglesia de Notre Dame para abrir una botella de vino, sacar un buen libro y ponerte a leer. Y al pensar en leer están: Víctor Hugo con sus historias crudas, mi preferida son los miserables. O el extranjero de Camus y su existencialismo; O Candide de Voltaire que tuvo que viajar por el mundo entero para finalmente descubrir que el secreto está en cuidar su jardín... Cuando se visita París se puede entender por qué todos los artistas del S. XIX y principios del XX venían a esta ciudad. Venían por lo bella y también por lo dura. El esposo de una amiga dice que París es como una mujer hermosa que al saberlo es dura, lejana y te hace sufrir.

Pero además de sus sitios maravillosos, están sus restaurantes en donde por una cantidad razonable se come muy bien, por 15 euros puedes tener una entrada, plato y postre. Todo de la mejor calidad, eso si servido por los meseros parisinos que como nunca reciben propinas (porque en París no se da propina), el servicio es casi siempre muy malo. Es como si siempre hicieran un trabajo que no les gusta. Claro que a veces uno se puede encontrar con que están en su buen día y entonces sacan a relucir todo su charme y uno se siente como si lo atendiera el mejor mesero del mundo (debo aclarar que eso pasa pocas veces).

Y que decir de los quesos, se dice que tiene un tipo de queso para cada día y por eso siempre en las comidas para finalizar hay quesos y pan... Así el tiempo de la cena se vuelve eterno, porque entre platos que vienen y van, el queso que comes y el vino pues hay horas y horas. Me acuerdo que al principio no entendía cómo podían pasar tanto tiempo en la mesa y ahora es algo que disfruto y que seguramente voy a extrañar cuando me vaya.

Deje para el final una de mis partes preferidas que son las panaderías y las pastelerías, porque hay tantas que a veces hasta sorprende. En cada esquina de algunos barrios se puede encontrar una. Aquí hacer pan es un arte y la pastelería, toda una ciencia. Incluso hay expertos del pan, que enseñan que se sabe cuando une baguette está bien hecha por la música que produce al golpearla con los dedos (una técnica demasiado sofisticada para mi gusto), pero en un país donde comer es un arte vale la pena.

Entonces, sólo queda por decir que París sin los parisinos sería uno de los buenos lugares del mundo para vivir ;)

jueves, 3 de junio de 2010

El primer trabajo en Londres!!!

Mi prima que vive en Philadelphia fue a visitarme en Londres, yo sólo llevaba una semana y ella llegó a quedarse conmigo por un mes. Esos días nos reíamos por todo, sobre todo por mi excelente dominio del inglés. Un ejemplo, es que un día paré a alguien a preguntarle dónde era el Palacio de Buckingham y empecé: Where is, me tomé mi tiempo y repetí where are, lo miré fijamente y seguí un rato repitiendo las dos opciones… El señor se rio y me corrigió y finalmente nunca pregunté la dirección que necesitábamos. Así pasaron los días y se llegó la hora de conseguir un trabajo acorde con el nivel del idioma. Entonces pensé que como niñera, viviendo en una casa (así además de poder practicar y aprender el idioma, tendría, casa, comida y transporte). En Londres hay unas monjitas que ayudan a jóvenes que necesitan trabajo. Así que fui donde ellas y me mandaron a la entrevista, eso si me dijeron que era importante el tema del inglés, pero que de todas maneras ensayara. Yo decidí ir con mi prima que lleva muchos años viviendo en Estados Unidos y habla un inglés perfecto ¿qué tal la flor prima? Ella fue la que presentó la entrevista por mí, en un principio el futuro “patrón” no estaba muy convencido porque sin inglés iba a ser duro poder comunicarme con su hija. De todas maneras mi prima lo convenció y luego me enteré que mientras mi prima me miraba sonriente le decía: mírele la cara de inteligente en tres meses va a estar hablando y hasta cantando como un pajarito en inglés y además mire lo seria, lo dulce que se ve (no se ahorro ninguna flor, porque era urgente, ya que de las 500 libras ya quedaba poco)… Él finalmente aceptó contratarme porque ofreció un salario muy, muy bajo y mi prima aceptó porque de todas maneras ella debía pedirle permiso para poder quedarse conmigo por un mes. Yo luego siempre le decía pero por qué no le pediste que me pagara más y ella sólo respondió: porque hay van incluidos los gastos de representación y traducción, lo que quería decir vivienda y comida para ella, también, por un mes… Claro que una semana después de que mi prima se fue para Estados Unidos yo también me fui de esa casa, porque definitivamente como niñera no estaba mi futuro en Londres.

miércoles, 2 de junio de 2010

Y sonaron las campanas de la Iglesía

Escena I
Yo estaba en un pub con mis amigas y él con sus amigos (mesas diferentes, historias diferentes)
-¿Hablas español?
-Si, soy colombiana
-Que bien yo estudié español en el colegio y me gusta mucho practicar
-Que bien te felicito (Mientras tanto pensaba, que no era muy necesaria esta conversación, pero que hay que ser amables porque nunca se sabe).

Escena II
Restaurante Indio
-Yo la verdad no tomó mucho vino, pero está bien puedes pedir una botella con la comida (pensé que así me iba a ver más elegante, porque la verdad es que no tomaba nada, nada y de vinos ni idea... Sólo una vez me había tomado una botella de tequila, pero bueno eso hace parte de otra historia)
-¿Te gusta este vino?
-A lo que respondí: me encanta y además va muy bien con esta carne (hasta yo me creí que algo sabía)
Segunda copa y empecé a sentir como el calor llegaba a mis mejillas y como me ponía más y más roja. Además empecé a reirme por todo
-Me encanta que te rías tanto, es bueno estar con alguien tan alegre!
La respuesta por supuesto fue: seguir riendo...

Escena III
Una Iglesía en Bogotá
-... el matrimonio es un vínculo sagrado que dura para toda la vida y se centra en el amor, la fidelidad y la entrega
-Sí, aceptó

Escena IV
Cartagena
-Mi esposo y yo pagamos todos los gastos 50/50. Desde el primer día hicimos la división de todo
-Pero una familia se construye al 100% de cada uno, si se empieza partiendo todo no se llega a ninguna parte...

Escena IV
Aeropuerto de París CDG
-En francés: cómo es posible que los extranjeros vengan a este país y no hablen francés
-Yo en ingles: sólo quiero comprar una tarjeta para llamar por favor

martes, 1 de junio de 2010

No importa donde me haga, ella me está mirando!!!

Se llegó el día de conocer el Museo del Louvre y me dirigí rápidamente a donde ella estaba, finalmente iba a conocerla, había esperado toda mi vida, para encontrarla y ahora estaba allí a algunos minutos, estaba tan cerca que mi corazón iba más rápido, mis manos sudaban y la emoción no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera verla por primera vez. Pasé por muchos corredores, vi muchos cuadros de autores que conocía y otros que jamás había oído nombrar. Sin embargo, nada me detenía para llegar a conocerla, para cumplir mi sueño. Me preguntaba cómo será, cuánto medirá, será fácil verla, tendrá muchos visitantes, mucha seguridad. Tantas preguntas mientras continuaba caminando por los largos pasillos, sentía la ansiedad de la primera vez, de cuando se va a conocer a alguien de quien siempre se ha oído hablar. Me acordaba como mi papá tenía siempre una foto de ella puesta en su escritorio. Una foto que siempre nos miraba y a la que mirábamos sin fallar. Pasaron los minutos y para mi fueron como horas. Hasta que finalmente llegué al lugar, había tanta gente, tanto ruido. Hasta barreras de seguridad que no me permitían pasar. De pronto un grupo de chinos empezaron a empujarme y yo no sabía qué hacer porque aún estando allí no podía verla. Por qué no podía verla, si siempre la había imaginado tan grande, tan imponente. Tuve que empezar a empujar yo también para estar cerca de ella. Como pude me abrí campo entre personas que hablaban tantos idiomas, qué era lo que decían, ahora no podía detenerme a tratar de escuchar o de entender porque ya estaba llegando al lugar. De pronto la vi y me sonreía, me sonreía tan fríamente como en la foto que mi papá tenía en su escritorio y me miraba, me miraba no importaba hacía donde yo me moviera, me miraba desde su pequeño espacio porque no era grande, pero si imponente. Yo sentía como si ella supiera algo que yo no, como si quisiera decirme algo, como si quisiera compartir su secreto… Pero justo en ese momento llegó el guardia de seguridad y me dijo: no se pueden tomar fotos a la Mona Lisa.