viernes, 30 de julio de 2010

La Virgen de la Medalla Milagrosa en París

Cada vez que voy donde la Virgen de la Medalla Milagrosa, me quedo sorprendida de la cantidad de personas que cada día van a esta Capilla, se puede ver mucha piedad desde la entrada. Siempre hay gente de diferentes países, misas en diferentes idiomas. Una que otra vez he llegado justo a tiempo para la misa en Español.  Es una Iglesía que me gusta primero obviamente porque está la Virgen que es blanca, hermosa, maravillosa; siempre tiene sus manos dispuestas a dar a todo el que se ponga de rodillas frente a Ella. También me gusta el hecho de que todo el tiempo hay actividades: La misa, el rosario, los cantos, las oraciones.  Realmente se ve la actividad. Y sobre todo me gusta ver a gente piadosa que está allí porque de verdad cree, porque de verdad se toma el tiempo para pedirle a la Virgen.

Para mi es un sitio lleno de magia y de Amor... Las monjitas siempre vestidas de azul están cantando, o bendiciendo las medallas. Siempre ocupadas hablando todas las lenguas.  Un día me encontré una colombiana, la Madre Laura: joven y sonriente como la mayoría de las que están allí.

De verdad recomiendo este sitio. Queda en Rue du Bac, al lado de la estación Sevres-Babylone.

jueves, 29 de julio de 2010

Una zanahoria, un huevo, unos granos de café

Hoy tuve la oportunidad de leer uno de esos mensajes en cadena que los amigos mandan por correo electrónico. A la mayoría no les pongo mucha atención pero a este si. Se trata de una jovencita que está triste por la forma en la que la trata la vida. Entonces, el padre que es cocinero la lleva a la cocina y pone tres ollas con agua a hervir. En la primera echa dos zanahorias; en la segunda echa huevos y en la tercera los granos de café molidos.  Los deja 20 minutos... Y luego dice a su hija saca la zanahoria y tócala y la hija dice se deshace, ahora los huevos, ella dice están duros y finalmente prueba el café y lo disfruta mientras su padre le dice no seas como la zanahoria que mientras vive se vuelve blanda y no resiste lo que cada día trae, tampoco como el huevo que aunque en apariencia sigue igual adentro se vuelve duro e inflexible con el tiempo.  Se mejor como el café que transforma las circunstancias, se adapta, se reconvierte y siempre puedes disfrutarlo. Se simple, fuerte, con sabor, empeño, ganas y sobre todo se feliz, que tu vida tenga aroma para tí y para los otros...

Esta historia me gusta porque me sentí identificada con la parte del huevo que con el tiempo se va endureciendo y es justo así como me siento.  Me entristece saber que cada vez siento menos el dolor de los otros, cada vez el compartir se hace más difícil y lo peor es que cada vez acepto a más personas egoístas en mi vida.  Por eso, desde ahora empiezo a buscar la forma de sentirme como el café y sobre todo de conservar mi corazón dulce y generoso para que allí tengan refugio los que quieran encontralo.

miércoles, 28 de julio de 2010

No me siento parte de esta parte

Tengo miedo de perderme en este lado del mundo en donde no se qué es lo importante, las familias sólo se encuentran en navidad y luego de tres días se empiezan a ver las caras de incomodidad; donde los amigos nunca invitan ni una coca-cola, cada quien paga lo suyo y nunca comparten nada; nadie pregunta por la vida íntima para no molestar y entonces las conversaciones terminan siendo vacías y superficiales, demasiado educadas, frías y distantes; nadie se toca para respetar el espacio; nadie ayuda porque cada quien tiene lo que merece; nadie para a socorrer al otro porque se le puede convertir en un problema y al final todo el mundo está corriendo solo, sin mirar a ningún lado, sin tiempo para nada diferente a trabajar, con dinero en el banco y amigos que están siempre y cuando también tengan con que pagar.

Me asusta que sólo encaje sí no preguntó, si no me involucro, si no hago parte; si sonrío en silencio, si pago mi comida, si me visto de oscuro para no llamar la atención. Me asusta porque cada día me siento más lejos de mi mundo que es mi gente y también de esta gente que no siento mía, ni cercana, ni propia, ni parte. Creo que ese es el secreto del desarrollo estar solo y preocuparse únicamente por llegar a la cima, no importa cómo, ni con quien. Mientras menos gente haya al lado menos pesado será el camino, ¿pero si el camino es más ligero acaso por ello es más interesante?

Quiero a mi gente que comparte todo, que se toca, que se mira, que se disfruta, que pregunta, que visita, que llama, que está con la familia, que habla mi idioma, que entiende mi lógica porque es la suya, que hace ruido, que tiene ritmo, que se siente parte, que invita, que comparte...

Un viaje, una visa

Ser colombiano es maravilloso por muchas razones, la primera es que somos gente honesta, luchadora, trabajadora y echada para adelante. Eso es lo que somos el 99% de los que compartimos esta nacionalidad. Sin embargo, hay un tema con el que sufrimos todo el tiempo y son las visas. Necesitamos visa para ir a casi todas partes del mundo y aún con la visa en las filas de inmigración, cuando llegamos donde el guardia siempre nos miran con sospecha. Yo me acuerdo de una vez entrando a Venecia donde pasaron todos los de la fila del lado y además los que estaban detrás de mí y el guardia seguía mirando mi pasaporte y luego mirándome a mí, al ver como pasaba el tiempo y la gente me decidí a preguntarle si tenía algún problema y la respuesta fue un simple: no, ninguno. Esto después de más de 30 minutos. O la vez que para ir a Praga yo llevaba mi pasaporte en la mano y antes de subirme al avión un guardia me preguntó: Colombiana y yo dije con una sonrisa enorme: Sí. Y me llamó a un lado para preguntarme por qué del viaje. Y lo peor es que una amiga que viajaba conmigo se devolvió para preguntarme si todo estaba bien y cuando supieron que era colombiana también le hicieron preguntas. Finalmente, tomamos el avión a tiempo. Pero nunca falta el momentico estresante.


Hoy lo que me pasó fue más increíble, porque fuí al Consulado de Egipto donde las visas se demoran 20 días, yo expliqué que la necesitaba para el viernes (hoy es miércoles) y aceptaron dármela. Sólo que cuando llamé a la agencia de viajes ya se habían cansado de esperarme a que hiciera todas las vueltas y vendieron los tíquetes. Así que a veces incluso puede pasar que por tomar todas las precauciones y nunca pagar un viaje sin la visa antes, nos quedemos listos o tenemos que pagar más por comprar en el último momento.